Lula está pensando no presentarse en las presidenciales de 2026. Alertado por lo que pasó en Estados Unidos con Donald Trump quiere preparar a la tropa para que consiga un candidato alternativo para enfrentar a la derecha.
Fuentes cercanas a la situación confirmaron a LPO que el presidente le dijo a su entorno más cercano que su candidatura «depende de dios» y que es hora que al coalición de gobierno empiece a pensar nombres posibles.
Que el líder brasileño aborde la situación con los partidos aliados y no solo con el Partido de los Trabajadores es una señal de como piensan el escenario electoral dentro de dos años. «El lulismo es más fuerte y competitivo que el PT. Es el único capaz de mantener el gobierno», detalla un dirigente de uno de los partidos aliados de Lula.
«Cuando hablamos de lulismo, hablamos de los partidos que respetan el liderazgo de Lula. El MDB de Simone Tebet, el PSB de Geraldo Alckmin, el PSD de Gilberto Kassab, el PP de Arthur Lira y hasta Republicanos de Marcos Pereira», agrega.
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Todos estos partidos con de centro y centro derecha, lo que confirma la primicia exclusiva de LPO que Lula busca correrse al centro para enfrenar al bolsonarismo.
El presidente brasileño tendrá 81 años en 2026 y el último episodio de salud que terminó con ña internación por un golpe en la cabeza ponen en duda que pueda llegar condiciones de semejante desafío. En el espejo de Biden, Lula no quiere quedar expuesto como en el comienzo de la campaña estadounidense.
«El está preparando el terreno para la sucesión pero no tengo dudas que será candidato si el contexto lo demanda», apunta otro dirigente que insiste con la reelección del jefe de estado.
LPO reveló que el mercado da por hecho que Lula no jugará y eleva las acciones de una candidatura de su vice, Geraldo Alckmin. Lo cierto es que a menos de dos años de la elección presidencial, la coalición de gobierno no tiene ningún candidato que surja naturalmente y eso pone a todos en alerta y con el riesgo de una disputa intestina que perjudique la gobernabilidad.
Del PT algunos sostienen que debe ser Fernando Haddad que, luego de Lula, es el que mejor mide pero viene de varias derrotas consecutivas que lo ponen en duda. Otra carta petista puede ser algún jefe territorial de Bahía, el bastión nordestino de Lula. Los nombres que se barajan ahí son le actual Jefe de la Casa Civil, Rui Costa, o el líder de la bancada en el Senado, Jacques Wagner.
Otra posibilidad es un candidato extra PT de algún estado más hostil con el pietismo con un vice nordestino y Lula como gran elector y jefe de campaña. Ahí aparece la figura de Alckmin y Simone Tebet, dos figuras amigables para el mercado y que pueden asegurar el mantenimiento de la actual alianza.
Tampoco se descarta un outsider como Luciano Huck, presentador de televisión de la cadena Globo que siempre aparece en el radar de las encuestas por su alta imagen.
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La ventaja de Lula y aliados a diferencia de lo que pasó con los Demócratas en Estados Unidos es que la derecha está dividida y Jair Bolsonaro no puede presentarse por sus problemas judiciales.
Eso abre una fuerte interna entre la familia Bolsonaro que quiere mantener el apellido en la fórmula y los que que quieren heredar el electorado como el gobernador de San Pablo, Tarsicio Gomez da Freitas o el de Minas Gerais, Romeu Zema. Bolsonaro tampoco tiene la potencia de Trump y le poder judicial brasileño no dudó en investigarlo y condenarlo.
Como sea, la cuenta regresiva a octubre de 2026 ya comenzó con el entorno de Lula sorprendido y preocupado.
Fuente: lapoliticaonline.com